Crioterapia

Tratamiento de crioterapia en Granada | Clínica Cocoon

Tratamiento de crioterapia en Granada, el tratamiento por frío

La crioterapia es un tratamiento médico, deportivo y estético mediante la aplicación de frío a bajas temperaturas. Desde hace años se utiliza el frío para tratar lesiones y mejorar el estado físico y estético de una persona. Al levantarnos por las mañana, lo primero que hacemos es lavarnos la cara con agua fría. Con este simple gesto nació la crioterapia, una técnica con unos resultados increíbles y sorprendentes.

 

La crioterapia ha despertado interés en los últimos años gracias a los deportistas de élite, equipos de la NBA, la selección de atletismo de Estados Unidos, y equipos de fútbol punteros en Europa como el Chelsea y el Bayern. Uno de los últimos deportistas en usar la crioterapia es Cristiano Ronaldo, el cual confía tanto en este tratamiento deportivo que decidió instalar una máquina de crioterapia en su casa.

¿En qué consiste la crioterapia?

La crioterapia es la aplicación de frío con fines terapéuticos e implica el uso de temperaturas muy bajas en una cabina o criocámara (por debajo de -130ºC ) utilizándola tanto con fines médicos, deportivos como estéticos. La crioterapia es ideal para mejorar y tratar lesiones, mejorar la recuperación muscular y física tras una sesión de ejercicio o ayudar al cuerpo para aprovechar mejor el rendimiento en el esfuerzo físico.

 

El tratamiento de crioterapia se aplica en sesiones de unos tres minutos y medio y lo ideal es someterse a este tratamiento durante 10 días seguidos.

 

La crioterapia también mejora el estado de la piel, ayudando a eliminar toxinas de nuestro organismo y a quemar grasas de nuestro cuerpo, lo que hace que la crioterapia se presente como un tratamiento muy eficaz en el mundo de la medicina deportiva para mejorar el estado general de cualquier persona.

Beneficios de la crioterapia

La crioterapia consigue favorecer el estado general de una persona. Estos son algunos de los beneficios de la crioterapia:

 

  • Hace trabajar el músculo cardíaco aumentando su volumen y fortalece los vasos sanguíneos.
  • Calma el dolor: El frío tiene un efecto analgésico y se produce una disminución del dolor mediante sedación local, disminuyendo la sensibilidad y la percepción del dolor en músculos.
  • Vasoconstricción: El frío reduce el aporte sanguíneo, por lo que es útil para tratar inflamaciones provocadas por traumatismos.
  • Disminución del espasmo muscular: El frío produce una acción relajante, pudiendo reducir la espasticidad, es decir, relaja al músculo que está demasiado tenso.
  • Disminuye el tiempo de recuperación tras una intervención quirúrgica o enfermedad.
  • La crioterapia favorece la acción de la insulina mejorando los niveles de azúcar simple en sangre y aumenta la correcta secreción de enzimas pancreáticos, tales como la insulina, o hepáticos, como las transaminasas.
  • La crioterapia ayuda a la circulación de sustancias gástricas, también mejora la musculatura intestinal y se favorece la absorción de sustancias alimenticias y vitaminas tipo B a nivel intestinal.
  • Mejora la circulación: El organismo consigue eliminar mejor sustancias tóxicas acumuladas en músculos, tendones y articulaciones.
  • La crioterapia favorece la disminución del estrés liberando endorfinas y oxigena las células
  • Se mejora la calidad y los trastornos de la piel tales como dermatitis atópica, psoriasis, acné y celulitis.
  • La crioterapia mejora el insomnio, aumenta la energía y regula el organismo en todos los niveles.
  • Debido a sus numerosos beneficios, la crioterapia puede tener diversas aplicaciones tanto en el mundo del deporte como en el de la estética.

Las contraindicaciones

La crioterapia tiene contraindicaciones y no es aconsejable en personas que sufran patologías en las que el organismo no sea capaz de mantener los mecanismos de compensación vasculares.

 

La crioterapia no es aconsejable en los siguientes casos:

 

  • Embarazo.
  • Pacientes con alteraciones vasculares, insuficiencia arterial o cardiopatías.
  • Pacientes en tratamiento oncológico o que padecen algún tipo de cáncer.
  • Trastornos de la presión arterial.
  • Enfermedades autoinmunes.
  • Enfermedad de Raynaud.
  • Problemas reumáticos.
  • Cardiopatías.
  • Piel muy sensible.
  • Diálisis renal.
  • Diabetes.
  • Urticarias.